"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad"
Sir Arthur Conan Doyle (Escritor escocés)
Comienzo la entrada con esta célebre cita del escocés Arthur Conan Doyle, la cual se quedó grabada en mi memoria desde el momento en el que la leí. La explicación sobre el porqué llamó tanto mi atención reside en que a mi parecer esta frase alberga el sentido de toda novela policíaca que se precie, el hallazgo de la realidad de los sucesos más allá de los obstáculos aparentes.
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Retrato de Sherlock Holmes, Sidney Paget (1903)
Fuente: Wikipedia |
Como lectora habitual del género policíaco o detectivesco me hace especial ilusión poder hablaros en esta entrada sobre uno de mis personajes favoritos de la literatura, con el que crecí y al que nunca he dejado de leer, el detective inglés Sherlock Holmes. A través de la lectura de las aventuras de este "detective asesor", como él mismo se califica, conocí de primera mano el urbanismo y la cultura del Londres del siglo XIX, además de interesarme por un género apasionante que hasta entonces era absolutamente desconocido para mí.
Aunque Conan Doyle adquirió su fama gracias a Sherlock Holmes, este no será el precursor del género ya que este tipo de literatura habría nacido en el año 1841 de la mano de C. Auguste Dupin, el detective creado por Edgar Allan Poe para su novela
Los crímenes de la calle Morgue. Este será el modelo a seguir del escritor escocés para la construcción de su personaje. Holmes, al igual que Dupin, posee una forma de ser bastante peculiar en que la que se destaca su excentricidad y su notable uso de la observación y el razonamiento deductivo a la hora de la resolución de los crímenes. La enorme fama que adquirió el detective inglés hizo que este se convirtiera en el foco de las miradas de multitud de ilustradores a nivel mundial, como el afamado británico Sidney Paget, así como en el predecesor de otro de los detectives más famosos de todos los tiempos y al que dedicaré una entrada en el futuro, el francés Hercules Poirot, nacido de la pluma de Agatha Christie.
Centrándonos en el análisis de su carácter, la personalidad de Holmes describe lo que en el futuro se denominará el "canon holmesiano" o lo que es lo mismo, el arquetipo de detective de vestuario clásico (capa, sombrero de ala y pipa), enormes capacidades intelectuales a la vez que frío, irónico y descortés con su entorno, perfil que diferencia las novelas de este detective con respecto a todas las demás. Tan destacables son sus problemas de afectividad e interacción social que algunos estudiosos de la obra han llegado a considerarlo como una patología, que unida a su genialidad intelectual, podría llevarnos a pensar en que el detective padece el
Síndrome de Ásperger.
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Actual Casa- Museo Sherlock Holmes, Baker Street.
Fuente: Wikipedia |
Su compañero inseparable en todas las novelas y que quizás recuerda al lector a la imagen de Sancho Panza, el fiel escudero de Don Quijote, será el Dr. Watson, cronista y narrador de sus historias. Ambos nunca llegarán a tutearse, lo que demuestra la frialdad presente en su relación a pesar de la convivencia en su domicilio en Londres, cuya dirección "221- B Baker Street" es sumamente famosa entre los seguidores de sus historias.
En el pequeño círculo de personajes cercanos a Sherlock destacan su poderoso hermano, Mycroft Holmes, el inspector Lestrade o la señora Hudson, su casera. Además de estos Conan Doyle deja en el aire en su libro
Un escándalo en Bohemia una posible relación amorosa del detective con Irene Adler, a la que Holmes se refiere como "La Mujer".
Como todo buen detective que salva a su nación del crimen como si de un héroe se tratase, aunque en el caso de Holmes por su personalidad constituye más bien el perfil de anti-héroe, necesita un archienemigo con el que combatir. A pesar de que Sherlock tendrá varios enemigos en el transcurso de sus historias, el más importante e intelectual será el profesor Moriarty, para el cuál Conan Doyle se inspiró en la figura del criminal norteamericano
Adam Worth.
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Ilustración Holmes y Dr. Watson,
Sidney Paget (1903)
Fuente: Wikipedia |
En cuanto a sus gustos, Sherlock Holmes se trata de un personaje que disfruta de la música- llegando a tocar instrumentos como el violín-, el boxeo, los disfraces y sobre todo la ciencia, por la que siente una enorme pasión durante todo el transcurso de su vida. La química es para el detective una especie de fetiche al que volverá una y otra vez en todas las ocasiones en las que no tiene crímenes por resolver, ya que Holmes posee una enorme facilidad para aburrirse. Debido a esto cae en el consumo de cocaína, sustancia que termina dejando gracias a la insistencia del Dr.Watson. Su pasión por la química le llevará a valerse de esta para resolver los crímenes a través de métodos científicos o pseudocientíficos. En el excéntrico detective inglés serán también notables sus gustos y conocimientos en leyes, anatomía o literatura sensacionalista de la época, ya que parece conocer con sumo detalle cada crimen que se ha llevado a cabo en la Inglaterra contemporánea a él.
A través de las 4 novelas y 56 colecciones de relatos de Conan Doyle podemos observar la evolución y madurez del personaje, quien pasa de ser un joven aficionado a la resolución de crímenes al colaborador más importante de Scotland Yard. El punto de inflexión en esta evolución del personaje podrá verse sobre todo en el relato titulado
El problema final en el que a través de los acontecimientos que se producen entorno a las Cataratas de Reichenbach, se constituye un antes y un después en la personalidad del detective. A partir de entonces a pesar de que no abandona el perfil que lo caracteriza, será algo más conservador en sus actitudes.
Aunque la obra de Conan Doyle se escribió entre los últimos años del siglo XIX y la primera etapa del siglo XX, en la actualidad, Sherlock Holmes se trata de un personaje sumamente conocido y querido entre el público general. Esto se debe a las adaptaciones de sus historias que se han llevado a la radio, el cine y la televisión, y que han convertido al detective en más que un personaje literario, un símbolo de referencia para la literatura inglesa y un icono de la cultura popular.