"Quien quiera que cultive la fantasía en el arte está un poco loco. El problema estriba en hacer interesante esa locura".
François Truffaut (Director, crítico y actor francés).
A la mayoría nos suena familiar el nombre de obras con las que hemos crecido tales como
Blancanieves y los siete enanitos, La Cenicienta o La bella Durmiente. Historias que durante el siglo XX fueron producidas y convertidas en clásicos del cine infantil por la compañía
Walt Disney. En la actualidad, niños y mayores conocen al detalle la trama de estas narraciones desde el punto de vista que les ha transmitido el cine pero es necesario acercarse a su contexto original para entender el nacimiento de estos cuentos.
Los autores de este novedoso tipo de literatura orientada a los niños serán los célebres hermanos alemanes Jacob (1785- 1863) y Wilhem Grimm (1786- 1859). Nacidos en el seno de una familia perteneciente a la burguesía intelectual, ambos destacaron desde muy jóvenes en el campo de las letras. Sus talentos e intereses activos en política les llevaron a convertirse en importantes personalidades dentro del mundo académico. Los Grimm fueron profesores en la
Universidad de Gotinga, y más tarde, por invitación expresa de Federico IV de Prusia, ejercieron esta misma labor en la
Universidad de Humboldt. A tal nivel llegaron sus intereses en la política de su país y la grata valoración con la que eran considerados que en el año 1848, Jacob se convirtió en miembro del parlamento.
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| Portada Cuentos de la infancia y del Hogar, 1819. Fuente Wikipedia |
Ambos intelectuales son reconocidos como los fundadores de la filología alemana por su importante tarea de confección de diccionarios y leyes gramáticas; la más importante de ellas la
Ley de Grimm. A pesar de sus grandes avances en materia de estudio del lenguaje, ambos encontraron el mayor reconocimiento popular en su obra
Cuentos de la Infancia y del Hogar, una colección de cuentos de hadas publicada por primera vez en 1812. Esta obra es en origen una recopilación de leyendas populares, pertenecientes a la gran producción medieval germánica, que habían sido transmitidas de boca en boca por los pueblos. La razón para que los Grimm elaborasen esta compilación perseguía que las historias de tradición nacional no se perdiesen con el tiempo.
Las primeras ediciones de estos cuentos fueron tachadas como no convenientes para ser leídos por niños, debido a que poseían referencias sexuales o violentas explícitas. Tal y como recoge
Fritz Martini en su
Historia de la Literatura Alemana, los propios hermanos se defendieron alegando las siguientes palabras; "No sabemos de ningún libro sano y fuerte que haya servido para la formación del pueblo –empezando por la Biblia-, donde no aparezcan tales reservas en mayor o menor grado. Pero el buen uso no ve nada malo en ello, sino, por el contrario –como dice un bello refrán-, un testimonio de nuestro corazón. Los niños saben leer sin miedo en los astros, mientras otros injurian a los ángeles partiendo de las creencias populares". Las múltiples ediciones posteriores de estos cuentos fueron las encargadas de incluir modificaciones en las historias con el objetivo de hacer de ellas una lectura apta para el público infantil. Estos relatos encontraron también un gran número de críticos en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, los cuales consideraron que las enseñanzas que los Grimm pretendían transmitir a través de su obra se trataban de una doctrina cruel y sexista que se asemejaba a la ideología impulsada por la Alemania nazi. Actualmente, Disney ha incluido cambios tan significativos en las tramas que han hecho que de cara al cine infantil, los cuentos de estos autores sean unos inocentes relatos que poco o nada tienen que ver con los textos originales.
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| El zapatero y los duendes, 1823. Fuente Britannica |
Después de haberse cumplido más de doscientos años de la primera edición, cuentos como
Rapunzel, Hansel y Gretel o El Zapatero y los duendes, se han traducido a más de 170 idiomas y han sido considerados desde 2005 como Patrimonio Cultural de la Humanidad. La razón de merecer este título reside en la originalidad que aportan estas obras diseñadas para un nuevo tipo de público que había sido ignorado en el mundo de la literatura. La lectura de los cuentos de Jakob y Wilhem nos lleva no solo a entender el espíritu renovador del romanticismo de la época sino también a conocer de primera mano el origen de una posterior tradición literaria fantástica que será heredera de la obra de estos hermanos.
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